Palabras de Gerardo Berroa Loo, director de La Estrella de Panamá, en el seminario de Periodismo Judicial, organizado por el Instituto Superior de la Judicatura de Panamá
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¿Qué es ser periodista?
La pregunta parece ingenua, pero no lo es. Su respuesta parece simple, y tampoco lo es. Un periodista es un profesional de la comunicación y entiéndase por “comunicación” esa que se convierte en opinión pública, que a su vez es la manera de pensar común o contradictoria sobre un asunto, para la mayoría de las personas de una comunidad.
Un periodista es un sujeto irreverente, bochinchoso, conciliador y reformador, sí, pero ante todo, es un ser humano capaz de poner a su sociedad a hablar de asuntos que a todos les concierne.
Un periodista es un ser humano con cualidades especialísimas: puede ser sensible y frío, y a la vez crítico y patriota; es un ser solidario y, en muchas ocasiones, es un solitario que ve el mundo de una manera muy diferente a la del humano común… Es un héroe y un villano; es un hombre o una mujer que tiene en sus manos el pulso de una nación…
La pregunta clave es: ¿todos los que se hacen llamar periodistas son periodistas? Pero esta pregunta cabe también hacerla de forma amplia: ¿Es un médico realmente un médico?; ¿es un abogado, en realidad, un abogado?…
Un periodista, al igual que cualquier otro profesional, es quien cumple los nobles postulados de su profesión. Un papel no hace a un periodista, ni a un abogado o a un ingeniero, o a un médico, etc.
El camino recto está lleno de trillos que fácilmente conducen a cualquier profesional a lugares equivocados. Los descarría… Es un peligro constante.
Ahora bien, ¿cuáles son esos nobles postulados del periodismo?
La Red de Periodismo Ético de la Fundación Gabo los resume en cinco:
1. Verdad y Precisión
Los periodistas no siempre pueden garantizar la «verdad» , pero obtener los hechos con exactitud es un principio cardinal del periodismo. Siempre debemos luchar por la precisión, dar a todos los hechos pertinentes que tenemos y garantizar que han sido verificados. Cuando no podamos corroborar la información, debemos decirlo.
2. Independencia
Los periodistas deben ser las voces independientes, no debemos actuar, formal o informalmente, en nombre de intereses específicos, ya sean políticos, empresariales o culturales. Debemos dejar clara ante nuestros editores –o audiencia– cualquier afiliación política, financiera u otra información personal que pueda constituir un conflicto de intereses.
3. Equidad e Imparcialidad
La mayoría de las historias tienen al menos dos lados. Si bien no hay obligación de presentar todos los puntos de vista en cada pieza periodística, las historias deben ser equilibradas y presentadas en contexto.
La objetividad no siempre es posible, y puede no ser siempre deseable (al narrar, por ejemplo, actos de extrema brutalidad o crueldad), pero informar imparcialmente genera credibilidad y confianza.
4. Humanidad
Los periodistas no deben dañar a nadie. Lo que publiquemos puede ser hiriente, y por ello, debemos ser conscientes del impacto de nuestras palabras e imágenes en las vidas de los demás.
5. Responsabilidad
Una señal segura de profesionalismo y periodismo responsable es la capacidad de asumir nuestra responsabilidad. Cuando cometemos errores, debemos corregirlos y nuestras disculpas deben ser sinceras, no cínicas.
Conociendo esos postulados, ¿pueden ahora identificar quiénes son y quiénes no son periodistas en Panamá?
Ser periodista es un compromiso con uno mismo y con la sociedad. En los tantos trillos que desvían del que debe ser el camino recto del periodismo, surgen personas que se hacen llamar “periodistas”, pero no lo son. Hay “mercenarios de la pluma”, “sicarios de la tinta” y “encantadores de serpientes”, que se camuflan con un falso ropaje de periodistas, pero no lo son.
La sociedad tiene que discernir, porque así como distingue el pomo falso del real, en el periodismo también “hay mucho producto falsificado”.
Panamá atraviesa por un singular período. El verdadero periodista es aquel que cumple los cinco postulados de García Márquez, y se abstiene de las tentaciones, que son muchas. Aquellas que pagan para atacar a un juez, aquellas que pagan para que se defienda una concesión o se ataque a otra…
El verdadero periodista defiende el bien común, porque ese es el norte que debe seguir. ¡No defiende intereses!